9/4/16

Vigilia de Adoración al Santísimo

Vigilia Jueves Santo

Señor, queremos velar contigo con la misma intensidad y fuerza como mas de dos mil años le hiciste junto a los Apóstoles.

Venimos a consagrarte esta Hora Santa, gozando de estar aquí, en tu acatamiento, a gustar tu compañía y a conversar contigo, que tienes palabras de vida eterna.

Después de haber compartido la Eucaristía, que es tu presencia misteriosa, real e intima en el pan y el vino, venimos acompañarte cuando se hace noche tu alma.




Has querido culminar con el gran regalo de la Eucaristía, hoy Jueves Santo, tu paso ente nosotros. Arropados por este ambiente de oración y de silencio, quisiéramos entender y comprender – más y mejor – el significado y el valor de tu vida, la razón y el secreto de tu fortaleza para subir a la cruz.


Todavía sigue resonando en el interior de cada uno de nosotros el “Tomad y Comed”. Han sido palabras que nos han sobrecogido, cuando las escuchábamos, en la mesa fraternal que nos presidías en este anochecer.

Haz Señor, que tú presencia eucarística – en las horas de tu pasión y de gloria, de sufrimientos y de muerte – sean para nuestra vida cristiana, instrumento y un llamado a la caridad y la unidad.
Aun todavía en este momento, nuestros pies limpios, brillantes y secos, con el gesto de tu inclinación y humillación con el que nos has sorprendido hace unas horas, siguen recordándoles que no hay mayor grandeza ni mejor carnet de identidad, para el que te sigue, sino el servir hasta caer en tierra aunque muchos no entiendan este lenguaje.

En estos instantes, aquí y teniendo en el horizonte el Gólgota, seguimos reteniendo en la retina de nuestros ojos, tu rostro besando nuestros pies, tus manos trozando el pan recién amasando y bendiciendo el vino. ¡Gracias Señor!.

Permítenos en estos momentos de soledad y de prueba acompañarte y fundirnos a ti en la oración en Getsemaní que – por todos nosotros- diriges desde tu corazón sacerdotal al Padre.

Déjanos Jesús, en este lugar adornado con flores e iluminando con las lámparas de nuestra fe y oscureciendo por nuestros miedos y traiciones, escuchar y meditar tus palabras que son tan necesarias para nuestros presente, cuando mas grande es nuestra debilidad para soportar la cruz que salta a nuestro camino.

¡Permítanos estar, contemplar, disfrutar, sentir y vivir esta hora, en tus horas sufrientes y redentoras¡.

Quizás no se nos ocurra muchas cosas, pero queremos estar, queremos sentir tu amor, como cuando nos acercamos a una hoguera, queremos amarte, queremos aprender ha amar. Lo importante es estar abiertos a tu presencia. Y agradecer, alabar, suplicar y callar, no decir nada, simplemente estar.  

GRACIAS SEÑOR JESUS.

LECTURA BIBLICA (Mateo 26, 1-13)

Y aconteció que, como hubo acabado Jesús todas estas palabras, dijo a sus discípulos: Sabéis que dentro de dos días se hace la Pascua, y el Hijo del hombre es entregado para ser colgado en un madero. Entonces los príncipes de los sacerdotes, y los escribas, y los ancianos del pueblo se juntaron en el patio del sumo sacerdote, el cual se llamaba Caifás; Y tuvieron consejo para prender por engaño a Jesús, y matarle. Y decían: No en el día de fiesta, para que no se haga alboroto en el pueblo. Y estando Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso, vino a él una mujer, teniendo un vaso de alabastro de ungüento de gran precio, y lo derramó sobre la cabeza de él, estando sentado a la mesa. Lo cual viendo sus discípulos, se enojaron, diciendo: ¿Por qué se pierde esto? Porque esto se podía vender por gran precio, y darse a los pobres. Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué dais pena a esta mujer? Pues ha hecho conmigo buena obra. Porque siempre tienen pobres con vosotros, más a mí no siempre me tendréis. Porque echando este ungüento sobre mi cuerpo, para sepultarme lo ha hecho. De cierto os digo, que dondequiera que este Evangelio fuere predicado en todo el mundo, también será dicho para memoria de ella, lo que ésta ha hecho.

REFLEXION

Hermanos, descubrimos que estamos acostumbrados a ver la cruz, aunque pocas veces recordamos lo que verdaderamente significa EL CRISTO.

Y CUANDO LEAS:
“COMPLOT PARA MATAR A JESÚS” 
El evangelista Mateo nos persuade en el drama de la pasión a través de tres personajes (escenas): los sumos sacerdotes y senadores, la mujer que va a ungir a Jesús y, después, Judas.
La iniciativa es de Jesús que acude con plena conciencia a Jerusalén.

 
UNCIÓN EN BETANIA 

Mateo y Marcos sitúan este hecho al principio de la pasión, Juan lo coloca antes de la entrada de Jesús en Jerusalén, en casa de Lázaro y sus hermanas; Mateo simplifica la narración y señala que son los discípulos los que protestan del gesto de la mujer. No sabemos quién fuera Simón el leproso.

El gesto de la mujer expresa la sobreabundancia del afecto; pero Mateo recalca la perspectiva de la pasión.

La actuación de los discípulos representa a la comunidad de Mateo.

El perfume en la cabeza de Jesús no es una unción en el sentido técnico de la palabra, es un gesto maravilloso, lleno de gratuidad y de afecto por Jesús, consciente de su muerte próxima.

Los discípulos lo califican de derroche. La intervención de Jesús en defensa de la mujer, distingue entre la obra buena, cuyo tipo es la limosna y la obra realizada con su persona.

La distinción es meramente temporal: mientras aquí este “el Cristo sufriente” todo acto de amor hacia él es más urgente que las limosnas a los pobres.

Además, Jesús llega a ser el pobre por excelencia: sentenciado a muerte, traicionado por un amigo, incomprendido, Siervo Sufriente.

CUANDO MEDITES 

Nos situamos en contexto de pasión para acompañar a Jesús.
Nos intentamos adentrar en sus motivaciones, su libertad interior y valentía. Su conciencia de “peligro de muerte”, sabe que los jefes religiosos y uno de sus discípulos le traicionan.

No hay triunfo sin esfuerzo, ni herida sin dolor: El Calvario era y sigue siendo un monte para todo aquel que quiere entender, mirar y comprender la Salvación de Dios: “La palabra clavada nos habla escandalosamente, como en Belén también un día lo hizo, del amor que Dios nos tiene.

Nació en la soledad de una noche y murió solitario en la hora de nona.

En un ambiente laico, familiar, con el anonimato de la mujer que permite identificarnos con ella, en medio de la ceguera de los que rodean a Jesús, una mujer reconoce al Maestro, y se ofrece gratuitamente. Su unción lo proclama rey y mesías.

En el gesto de derroche y gratuidad, la mujer ha concentrado en el perfume “todo su ser y su poseer” y lo ha dado al pobre por excelencia. Se nos plantea una opción “vivir una vida regida por la ‘lógica del cálculo’ o por la ‘lógica de la gratuidad’ Y nos descubre también que no existen dos maneras de servir a los demás: a unos (como a Jesús), con perfume; a otros (los pobres), con dinero. Porque Jesús está indisolublemente vinculado a los necesitados de este mundo, él es siempre, como en este texto ‘representante de los pobres’.”

Jesús aparece en el Evangelio como ‘Señor de la desmesura’, del derroche, de la pérdida que es ganancia. A este Señor seguimos.

 
CUANDO ORES 

Debemos, reconocer; y compenetrarnos “con la hora de Jesús”: como su angustia, su confianza en el Abba (Padre).

Saborear, en adoración, contemplando a Jesús llevado por el viento del Espíritu poniéndose en pie y rompiendo la trama con que estaban asfixiando a la mujer.
Oler la fragancia del perfume que ha invadido la casa y lo impregna todo. Y en ese momento, al mirar el frasco hecho mil pedazos sobre el suelo, comprender la parábola silenciosa que el Señor nos narra esta noche: en aquel frasco vacío y roto, está toda mi existencia, convocada al vaciamiento y a la muerte.

Pero junto al frasco roto está también la promesa del Señor: ese perfume derramado y libre será, para gloria de Dios, vida y alegría del mundo.

 
ORACION
 
Creemos que con este drama tuyo, Cristo, no sólo se ha desarrollado en una escena de dolor y deshonra sino que se ha cumplido algo más profundo.

Parece que precisamente allí donde se tocan los brazos de tu cruz están las grandes abcisas, las grandes paralelas, las grandes líneas constituyentes de los destinos humanos.

Hay una ley de justicia que desde las profundidades de “Dios” se precipita sobre Tí, “Cristo Víctima”, hay una condena que desde los abismos del mal te obliga a morir.

Las dos leyes se cruzan y en vez de neutralizarse entre sí conspiran en precipitarse sobre Tí, Cristo, y en hacer de Tí un cordero inmolado por los pecados del mundo.

Y Tú, Cristo crucificado, tienes los brazos abiertos porque en la cruz se encuentran no sólo la justicia y el pecado, sino también el “amor”.

"Por nosotros y por nuestra salvación bajó sobre esta tierra"; es la apertura del cielo que fulgura con amor sobre el mundo, lo ama y llega allí.

Amén
Pablo VI

1 comentario:

  1. Anónimo2:05 p. m.

    Muchas gracias por las oraciones y reflexiones del Jueves Santo

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