Para
guiar a su pueblo en el camino, Dios iba delante de ellos, de día en
una columna de nube y de noche en una columna de fuego para
iluminarlos.
Cuando llegaron a un lugar llamado Mara, no pudieron beber porque el agua estaba amarga.
Y los israelitas murmuraban contra Moisés diciendo: ¿Entonces, que vamos a beber?
Moisés
le rezó a Dios, y Dios le mostró un pedazo de madera y le dijo que lo
echara al agua. Así lo hizo Moisés y el agua dejó de ser amarga.
En
el desierto de Sinaí decían los del pueblo de Israel: ¡ Ojalá nos
hubiésemos quedado en Egipto, donde comíamos pan y carne en abundancia!
Aquí nos morimos de hambre.
Moisés
y Aarón prometieron en nombre de Dios al pueblo: Esta tarde Dios les
dará carne, y mañana un pan tan bueno como nunca han comido.
Por la tarde, una gran cantidad de codornices cayó sobre el campamento de los hebreos.
Y
todos comieron carne. Y por la mañana, había alrededor del campamento
en el suelo, una cosa menuda, blanca, como granos que parecían de
escarcha.
Los del pueblo de Israel se preguntaban:
─ "¿Manha?". Que quiere decir: " ¿Qué es esto?" Era el maná, como pan, que Dios les enviaba cada día desde el cielo.
Y así cuidó Dios a su pueblo en su viaje por el desierto.
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