Pedro había seguido a Jesús de lejos, hasta la casa del sumo sacerdote. Algunas personas encendieron fuego en medio del patio y se sentaron alrededor.
Pedro se unió a ellos. Una criada lo vio sentado junto al fuego, lo miró fijamente y dijo: «También este hombre andaba con Jesús».
Pero Pedro lo negó y dijo: «No sé ni siquiera quién es Jesús, mujer».
Y como Pedro se dirigía hacia la salido, lo vio otra sirvienta, y dijo «Tú también eres de los que seguían a Jesús».
Pero Pedro declaró: «No, no es verdad».
Transcurrió como una hora, y se acercaron los que estaban allí y dijeron a Pedro: “Sin duda que eres uno de los galileos: se nota por tu modo de hablar”.
Pero Pedro protestó: «No sé lo que dices». Y en aquel momento, mientras Pedro aún estaba hablando, cantó un gallo.
El Señor, de lejos, se volvió, y miró a Pedro.
Pedro entonces recordó las palabras de Jesús: «Antes de que cante el gallo hoy, me negarás tres veces». Entonces salió fuera del patio y lloró amargamente.
Mientras tanto los que custodiaban a Jesús se burlaban de él y lo golpeaban.
AI amanecer, los jefes de los sacerdotes y las autoridades mandaron atar a Jesús y se lo llevaron a Pílalos, el gobernador romano.
Imagen de Pedro negando a Jesús
(de la web)
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