Mi vocación (lo cuenta un joven sacerdote)
Nací
en el 68. Todos estaban por esas fechas de cambio y "revolución",
puede que eso me influyera un poco, esa puede ser mi manera de ser, un
poco revolucionada. Mi familia... estupenda. Mi pueblo, pequeño pero
precioso, lugar donde con mi familia aprendí a rezar y a tener por
delante de todas las cosas a Dios, aun sin conocerle, fiado de mis
mayores, que es como se aprendía antes y tan bien. Y mi vida hasta los
18 años como la de tantos otros...llena de gracia y pecado, como todo
lo humano. no me gustaba casi nada estudiar, prefería
divertirme...claro está, con esos ideales, pronto llegaron los
fracasos, uno detrás de otro, aunque por orgullo, aprendía a
disimularlos.
En
medio de tantas historias... que me dejo por contar, a alguien se le
ocurrió llevarme donde no pensaba ir. Cerca de quien conocía de
pequeño, pero al que no le había prestado mucha atención. Bastaron
unos días de oración para darme cuenta que el Dios del que tanto me
habían hablado y que tanto a veces me cansaba, era quien me estaba
amando, aun con mis debilidades... Parecía que era el único que no me
pedía nada a cambio. Se hacia realidad aquello de “Amaos unos a
otros... como YO os he amado”. Todo en esos días empezó a ser nuevo.
Tenía a Jesús-Xto hacia tiempo en mi vida, pero lo tenía enterrado. En
estos días experimenté la Resurrección, primero la suya y con ella,
la mía.
Como
explicar que aun estando vivo había estado muerto, y ahora, con El,
todo lo que me llevaba a la muerte, me estaba dando la vida. “Venid a
mi los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré”. Lo que yo
consideraba como bueno, me llevaba al desastre y aquello que yo había
despreciado, ahora me estaba dando la alegría. “La piedra que desecharon
los arquitectos, es ahora la piedra angular” “despreciado desecho de
los hombres, como un malhechor lo llevaron y el no abría la boca”, así
había estado todos estos años, El... con mucho respeto y mas de
paciencia, a mi lado. Difícil de explicar, pero como todo lo sencillo y
pobre, mejor es vivirlo que contarlo. Dios empezó a ser parte de mis
cosas, hasta ver que la verdadera felicidad la iba encontrando, cuanto
más lo ponía a El en primer lugar.
Ahora
entiendo aquello de “El Señor es solamente uno”. Ahora se las
palabras tan preciosas del Papa: “las delicias de Dios están puestas
en la felicidad del hombre”. “A mi el mas insignificante de todos los
creyentes el Señor me ha concedido esta gracia” “seguir las huellas
por todo y en todo, del Pastor de los Pastores: Cristo Jesús”.
He
aprendido, por la gracia de Dios, que es un gran don la precariedad y
no mas bien una desgracia. Sin merito por mi parte y “oyendo sin oír”
la voz de Dios que me llamaba a entregarme a El para darle gloria y
servir a los hombres, fue como entre en el Seminario.
Recibí
el ministerio del sacerdocio el día 27 de Mayo del 1995. Y ahora
estoy aquí... de Párroco en Buñol contándote estas cosas..
.
“Abrid
las puertas a Cristo, no tengáis miedo...” Si quieres... si necesitas
compartir tus cosas... y puedo servirte de algo. A veces dos ven más
que uno. Un abrazo.
Pide a Dios que muchos jóvenes tengan la valentía de decir SI cuando El les llama.
Gracias.
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