La Virgen María desde su concepción fue preservada de todo pecado.Es decir María es la "llena de gracia" desde que fue concebida en el vientre de su madre Santa Ana
El 8 de diciembre de 1854 el Papa Pío IX en la Bula Ineffabilis Deus, proclama el siguiente dogma:
"Declaramos, pronunciamos y definimos que la doctrina que sostiene que la Santísima Virgen María, en el primer instante de su concepción, fue por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente en previsión de los méritos de Cristo Jesús, Salvador del genero humano, preservada inmune de toda mancha de culpa original, ha sido revelada por Dios, por tanto, debe ser firme y constantemente creída por todos los fieles."
María es la "llena de gracia", que significa un estado sobrenatural en el que el alma está unida con el mismo Dios. María como la Mujer esperada en el Protoevangelio (Gn. 3, 15) se mantiene en enemistad con la serpiente porque es llena de gracia.
El camino para la definición dogmática de la Concepción Inmaculada de María fue trazado por el franciscano Duns Scotto. Se dice que al encontrarse frente a una estatua de la Virgen
María hizo esta petición: "Oh Virgen sacrosanta dadme las palabras propias para hablar bien de Ti".
Y luego el franciscano hizo estos cuestionamientos:
- ¿A Dios le convenía que su Madre naciera sin mancha del pecado original? Sí, a Dios le convenía que su Madre naciera sin ninguna mancha. Esto es lo más honroso, para Él.
- ¿Dios podía hacer que su Madre naciera sin mancha de pecado original? Sí, Dios lo puede todo, y por tanto podía hacer que su Madre naciera sin mancha: Inmaculada.
- ¿Lo que a Dios le conviene hacer lo hace? ¿O no lo hace? Todos respondieron: Lo que a Dios le conviene hacer, lo que Dios ve que es mejor hacerlo, lo hace.
Entonces Scotto exclamó:
- Para Dios era mejor que su Madre fuera Inmaculada: o sea sin mancha del pecado original.
- Dios podía hacer que su Madre naciera Inmaculada: sin mancha
- Por lo tanto: Dios hizo que María naciera sin mancha del pecado original. Porque Dios cuando sabe que algo es mejor hacerlo, lo hace.
La Virgen María es Inmaculada gracias a Cristo su hijo, puesto que Él iba a nacer de su seno es que Dios la hizo Inmaculada para que tenga un vientre puro donde encarnarse. Ahí se demuestra cómo Jesús es Salvador en la guarda de Dios con María y la omnipotencia del Padre se revela como la causa de este don. Así, María nunca se inclinó ante las concupiscencias y su grandeza demuestra que como ser humano era libre pero nunca ofendió a Dios y así no perdió la enorme gracia que Él le otorgó.
La Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María tiene un llamado para nosotros:
- Nos llama a la purificación. Ser puros para que Jesús resida en nosotros y de ahí naciese la Salvación.
- Nos llama a la consagración al Corazón Inmaculado de María, lugar seguro para alcanzar conocimiento perfecto de Cristo y camino seguro para ser llenos del Espíritu Santo.
Santa María Inmaculada
Un pequeño relato de la Historia de la Virgen María, la escogida por Dios para ser la madre de Jesús y de todos nosotros
ORACIÓN A LA INMACULADA CONCEPCIÓN
DE JUAN PABLO II
Miércoles 8 de diciembre de 2004
¡Virgen Inmaculada!
Una vez más estamos aquí para honrarte,
al pie de esta columna,
desde la cual tú velas con amor
sobre Roma y sobre el mundo entero,
desde que, hace 150 años,
el beato Pío IX proclamó,
como verdad de la fe católica,
tu preservación de toda mancha de pecado,
en previsión de la muerte y resurrección
de tu Hijo Jesucristo.
¡Virgen Inmaculada!
Tu intacta belleza espiritual
es para nosotros manantial vivo
de confianza y esperanza. Tenerte como Madre, Virgen santísima,
nos alienta en el camino de la vida
como prenda de salvación eterna.
Por eso, a ti, oh María,
recurrimos confiados.
Ayúdanos a construir un mundo
donde la vida del hombre se ame
y defienda siempre,
donde se destierre toda forma de violencia
y todos busquen tenazmente la paz.
¡Virgen Inmaculada!
En este Año de la Eucaristía,
concédenos celebrar y adorar
con fe renovada y ardiente amor
el santo misterio del Cuerpo
y la Sangre de Cristo.
En tu escuela, oh Mujer eucarística,
enséñanos a recordar las obras admirables
que Dios no cesa de realizar
en el corazón de los hombres.
Con solicitud materna, Virgen María,
guía siempre nuestros pasos
por las sendas del bien.
Amén.
DE JUAN PABLO II
Miércoles 8 de diciembre de 2004
¡Virgen Inmaculada!
Una vez más estamos aquí para honrarte,
al pie de esta columna,
desde la cual tú velas con amor
sobre Roma y sobre el mundo entero,
desde que, hace 150 años,
el beato Pío IX proclamó,
como verdad de la fe católica,
tu preservación de toda mancha de pecado,
en previsión de la muerte y resurrección
de tu Hijo Jesucristo.
¡Virgen Inmaculada!
Tu intacta belleza espiritual
es para nosotros manantial vivo
de confianza y esperanza. Tenerte como Madre, Virgen santísima,
nos alienta en el camino de la vida
como prenda de salvación eterna.
Por eso, a ti, oh María,
recurrimos confiados.
Ayúdanos a construir un mundo
donde la vida del hombre se ame
y defienda siempre,
donde se destierre toda forma de violencia
y todos busquen tenazmente la paz.
¡Virgen Inmaculada!
En este Año de la Eucaristía,
concédenos celebrar y adorar
con fe renovada y ardiente amor
el santo misterio del Cuerpo
y la Sangre de Cristo.
En tu escuela, oh Mujer eucarística,
enséñanos a recordar las obras admirables
que Dios no cesa de realizar
en el corazón de los hombres.
Con solicitud materna, Virgen María,
guía siempre nuestros pasos
por las sendas del bien.
Amén.
Me gusto mucho lo de la Inmaculada Concepción y ahora que recuerdo en mi casa siempre le celebramos su fiesta o cumpleaños posdata no estoy escribiendo yo sino mi hermana Concepción
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